lunes, 14 de marzo de 2011
Trigésimo día.
"Cristales rotos, cojines destrozados, pedazos de papel quemados que vuelan de un lado a otro con el aire que entra a través de la ventana entreabierta. Te ahogas en tu propia soledad. Buscas entre el desastre algún sueño que pudiera haberse salvado, algún momento, una canción, una foto de los dos. Tarareas algo para romper ese silencio que te mata y tu voz se pierde en el vacío. Una pluma cae a cámara lenta, dando vueltas, dando vueltas, movida quizá por un hilo invisible que está a punto de partirse. Te sientas en el suelo, remueves el polvo y la ausencia. Un pétalo de rosa. Te preguntas qué fue lo que hicisteis mal. Las paredes ennegrecidas se te caen encima. El techo se cae a pedazos. El sol desaparece. Y ahí, en medio de todo y de nada, en medio de tanta tristeza, te encuentras tú, ebria de una desesperación que te consume, que te hiela, que te quema. Nada está donde debería estar. Y, cuando intentas poner algo en su sitio, todo lo que llevabas hecho se deshace y se destruye. Un paso hacia delante, mil hacia atrás. Piensas que ojalá pudiera pararse el tiempo y volver a empezar para no cometer los mismos errores. ¿Y sabes qué es lo peor? Saber que, si volvieras a nacer, volverías a intentarlo, y a equivocarte, y a caer, y a perderlo todo, y a estrellar el espejo contra el suelo, y a quemar sus recuerdos, y a apuñalar los cojines, porque sabes que todos esos años han merecido la pena. Todo lo que has hecho ha merecido la pena."
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Vaya, me ha dado hasta angustia el leerlo...
ResponderEliminarpero bonito, beautiful, magnifique mon amiee!
mola! me encanta cómo describes este tipo de situaciones =)
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