lunes, 25 de octubre de 2010

Segundo día.

Hoy, he estudiado Platón. En mi opinión, en un arranque de inspiración filosófica pensó que sería genial que naciéramos sabiéndolo todo y que no tuviéramos que estudiar nada. Pero como esa teoría no se sustenta(mi tediosa tarde lo demuestra), decidió crear la reminiscencia, que dice que lo que pasa es que, cuando nacemos, se nos ha olvidado todo(porque sí, el alma lo sabe todo), y aprender es recordar. Y las cosas que recordamos son las ideas. ¿Y dónde están las ideas? Ahhh, en eso no había pensado... Entonces se inventó el mundo de las ideas, donde están las almas y las ideas. He de aclarar que en esta época ya no se creía en los mitos...
Hoy también he descubierto que Neruda escribió una oda a unos calcetines. Sí, como lo leéis. Una oda a unos calcetines de lana que le regaló la pastora Maru Mori. Aquí os la dejo:


ODA A LOS CALCETINES

Me trajo Mara Mori
un par de calcetines,
que tejió con sus manos de pastora,
dos calcetines suaves como liebres.
En ellos metí los pies
como en dos estuches
tejidos con hebras del
crepúsculo y pellejos de ovejas.

Violentos calcetines,
mis pies fueron dos pescados de lana,
dos largos tiburones
de azul ultramarino
atravesados por una trenza de oro,
dos gigantescos mirlos,
dos cañones;
mis pies fueron honrados de este modo
por estos celestiales calcetines.

Eran tan hermosos que por primera vez
mis pies me parecieron inaceptables,
como dos decrépitos bomberos,
bomberos indignos de aquel fuego bordado,
de aquellos luminosos calcetines.

Sin embargo, resistí la tentación
aguda de guardarlos como los colegiales
preservan las luciénagas,
como los eruditos coleccionan
documentos sagrados,
resistí el impulso furioso de ponerlas
en una jaula de oro y darles cada
día alpiste y pulpa de melón rosado.

Como descubridores que en la selva
entregan el rarísimo venado verde
al asador y se lo comen con remordimiento,
estiré los pies y me enfundé
los bellos calcetines, y luego los zapatos.
Y es esta la moral de mi Oda:
Dos veces es belleza la belleza,
y lo que es bueno es doblemente bueno,
cuando se trata de dos calcetines
de lana en el invierno.

(¿No es perfecto?)

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