domingo, 27 de febrero de 2011

Vigesimosexto día.

"Miro de nuevo el papel. Completamente limpio. Vacío de palabras. Y busco a mi alrededor algo que prenda esa llama dentro de mí. Ideas. Tengo que buscar ideas. Algo sobre lo que me apetezca reflexionar. Pero nada fluye por mi mente embotada y al final acabo igual que al principio. No hay fórmulas mágicas. Simplemente nada me impresiona. No se me ocurre nada.  A lo mejor lo que me pasa es que no encuentro nada en este mundo que merezca ser contado. Nadie quiere leer sobre la muerte, la crueldad, la guerra, la hipocresía. Nadie quiere leer sobre aquello que ve todos los días y que le recuerda que el mundo muere a cada momento.
Estamos ante el ocaso del universo. A veces me pregunto si será porque  las personas lo hacen un lugar peor. Quizá sea eso. ¿Acaso el ser hombre implica necesariamente ser malo…? ¿O es la sociedad la que lo empuja a comportarse así?¿O matamos porque está dentro de nuestra naturaleza? No sé, no sé nada. Al fin y al cabo, ¿qué puedo decir yo? Yo no soy antropóloga, ni psicóloga, ni socióloga. Sólo soy una chica que, cada vez que ve en las noticias una muerte nueva, se pregunta el porqué de la degeneración de nuestro mundo, y se asquea. Y se pregunta cómo puede ser que alguien que comete una atrocidad semejante esté tranquila y lo repita. No lo entiendo. Sí, hay personas que se arrepienten de lo que han hecho y quizá merezcan ser perdonadas. Pero hay quien vuelve a matar, y no se arrepiente, y no le importa. No le importa nada. ¿Cómo puede pasar? ¿Cómo puede haber alguien tan malo? Me llamaréis inocente, ignorante, loca, pero yo creo que no debería ser necesario que los hombres encierren a los hombres. Yo soy de ese reducido grupo de personas que mantenía la esperanza de encontrar un mundo mejor. Yo corría hacia una pared esperando poder atravesarla y llegar hasta una realidad nueva, y me golpeé contra ella, y desperté. Y me di cuenta de que la inteligencia de los hombres es también su perdición. Nos perdemos, nos perdemos. ¿Por qué hay guerras?¿Por qué matamos, robamos, torturamos? No estábamos hechos para esto. Nadie estaba preparado para esto. Hemos perdido nuestra esencia, y ahora somos malos, y no existimos. Como la grotesca imagen de un pretendido mundo que se hunde. Acabaremos con todo. Y cuando nos demos cuenta, también habremos acabado con nosotros mismos, y estaremos solos, y no existirá nada más que el dolor, la muerte, la ira, el desengaño, la hipocresía, la mentira, el egoísmo, el hambre, la corrupción. Y todo lo bueno se habrá contagiado de esa negrura y habrá desaparecido bajo una manta gris. Para siempre."

lunes, 21 de febrero de 2011

Vigesimoquinto día.

Mío.


"Estás sola. Es esa soledad que te invade cuando estás rodeada de gente pero no te apetece estar con nadie. Nada te llena. Nada satisface tu necesidad de sentirte amada. Y sola te alejas de la multitud y te sientas en un sofá junto a la ventana a ver pasar el mundo. A ver pasar la vida. A perder el tiempo. No sabes que el futuro está ahí, esperándote. Ocupas tu tiempo haciendo planes, esperando aquello que nunca llegará, buscando cosas imposibles en vez de dejar que vengan solas.
La depresión te inunda y te sientes abandonada. Los demás te miran, pero no te ven. No te ven. Estás mal y nadie se da cuenta. No pueden llegar más allá de tu falsa sonrisa. De tus ojos empañados. De tus palabras sin tiempo. No se imaginan cuántas noches de llanto has pasado en silencio, no se imaginan cuántas veces has tenido que esconderte porque no aguantabas más. No tienen ni idea de lo tedioso que te resulta vivir. Un día, y otro, y otro más. Y no pasa nada en absoluto. No pasa nada. La misma soledad y la misma angustia momento tras momento. Noche tras noche. Año tras año. La vida se escapa y el tiempo vuela entre hojas secas. Y tú estás ahí, en el centro del huracán. Todo se mueve, todo avanza, y tú te quedas inmóvil, estancada en aquel momento en el que todo se vino abajo y el mundo dejó de tener sentido. Aburrimiento, las horas pasan lentas. Los días se suceden bajo una manta oscura. Esperas a alguien que te salve de la monotonía. Rutina. Soledad. Todo. Nada."

sábado, 19 de febrero de 2011

Vigesimocuarto día.

Otra entrada escrita por mí. El final de los exámenes da bastante tiempo libre.

"Me miro en el espejo. Un cigarrillo en la mano y una copa en la otra. Embriaguez, embriaguez que me aturde y no me deja pensar. ¿Qué debería estar haciendo ahora? Claro, tendría que estar en casa estudiando para no suspender el examen del lunes. Pero…¿Cómo voy a estudiar, si lo único que puedo recordar son tus ojos, si lo único en lo que puedo concentrarme es en intentar revivir todos aquellos momentos que pasé contigo?
El vaso cae a cámara lenta, se rompe a mis pies. Piso un pedazo de cristal. El suelo se llena de algo rojo. Parpadeo, intentando enfocar la vista y descubrir qué es. Me recuerda a aquel atardecer frente al mar, cuando el cielo se tiñó de un color ardiente y el agua pareció fundirse con él, como el hierro fundido. Pero tú no estás, y no importa, ya no importa.
Tengo sueño. Quiero beber más para ver si así consigo olvidarte, o recordarte, o volver contigo, o lo que sea. Alguien se acerca a mí y me pregunta si estoy bien. Después dice que tendría que parar, que estoy mal. ¿Mal? Es la primera vez que me siento bien en meses, es lo que necesito. Una excusa para dejarme ir.
Caigo al suelo, una voz me llama. Intentan levantarme. Alguien pide que llamen a una ambulancia. El techo se llena de virutas blancas. Cierro los ojos. Paz. El sonido de olas llega hasta mis oídos. Quizá no debí tomar tantas pastillas. ¿Y qué importa lo que debí hacer y lo que no? El resultado es el mismo.
Atardecer frente al mar. Amanecer contigo. No quiero, no quiero volver. Estoy bien así. Sin nada, sin dolor, sin pensar. ¿Adónde fuiste? Ya no lo recuerdo. Me dijeron que intentara superarlo, y en vez de eso he decidido hundirme, hundirme hasta alcanzar el fondo y así tener alguna esperanza de poder emerger de nuevo. Pero no parece haber fondo. Estoy taladrando el fondo. Me ahogo. Me ahogo.
Fuego que me consume; casi puedo oírlo crepitar, reduciéndome a cenizas. 
Sálvame, eres el único que puede devolverme la vida. Vuelve, vuelve pronto o será demasiado tarde."

viernes, 18 de febrero de 2011

Vigesimotercer día

By me.
"Me miró por el rabillo del ojo y esbozó una media sonrisa sarcástica. El viento nos desordenaba a él el pelo y a mí las ideas. Me quedé parada durante unos segundos, observándole. Qué guapo estaba. Ante su expresión inquisitiva, sonreí, desvié la mirada y empecé a caminar de nuevo, acelerando el paso cuando vino detrás de mí.
-Espera.-exclamó mientras me agarraba del codo y me hacía detenerme.
-¿Qué pasa?¿Acaso quieres acompañarme a casa?
Entonces fue él quien evitó mis ojos, paseando la mirada alrededor de mí hasta posarla en algún lugar más allá de mi cabeza.
-No sé.-dije.-Quizá yo no sea la chica más guapa del mundo, ni la más lista, ni la más perfecta. Pero, ¿sabes? Soy real, y estoy aquí, contigo. ¿De qué tienes miedo?
-Sabes que nunca pensé en ti de esa forma.
-Claro que no. Siempre fui la infantil amiga de tu hermana pequeña.
Él se rió, volvió a mirarme. Sus ojos oscuros se clavaron en los míos. Se encogió de hombros. Después, se puso serio.
-Me gustas mucho-susurró de repente. Lo dijo tan bajo que por un momento me pregunté si había sido el viento, o mi imaginación. Entonces se acercó a mí, atrapó un mechón de mi pelo entre sus dedos, lo miró, me miró a mí y sonrió. Acercó sus labios, buscando los míos. Y en aquel momento fui yo la que tuve miedo, y no pude hacer otra cosa que apartarme y empezar a caminar a paso ligero. No volvió a intentar besarme."

miércoles, 9 de febrero de 2011

Vigesimosegundo día.

Ayer encontré un poema que recité en el instituto cuando estaba en tercero y me trajo bonitos recuerdos. Es de José Hierro. Aquí lo dejo.

"Sé que el invierno está aquí,
detrás de esa puerta. Sé
que si ahora saliese fuera
lo hallaría todo muerto,
luchando por renacer.
Sé que si busco una rama
no la encontraré.
Sé que si busco una mano
que me salve del olvido
no la encontraré.
Sé que si busco al que fui
no lo encontraré.
Pero estoy aquí. Me muevo,
vivo. Me llamo José
Hierro. Alegría. (Alegría
que está caída a mis pies.)
Nada en orden. Todo roto,
a punto de ya no ser.

Pero toco la alegría,
porque aunque todo esté muerto
yo aún estoy vivo y lo sé."