viernes, 17 de junio de 2011

Cuadragésimo quinto día.

Hope you like it.
"Miro a la gente pasar y me siento sola. Pequeña. Lo cierto es que nadie debería sentirse así. Parecen tan felices que mi amargura crece y eclipsa todo lo demás. Quizá lo mejor para ambos sería que nos olvidásemos el uno del otro. Quizá no merece la pena seguir luchando y cayendo una y otra vez por un amor que se desvanece. No hay solución. Esta vez no. Y me observo a mí misma y no veo nada más allá de esta niña que se consume en su propio odio. En su propia guerra. No veo nada más allá de esta máscara que se cae a pedazos al intentar sonreír. Desengaño. Me creía tan grande, tan imperturbable. Tan fuerte. Pensaba que nadie podría nunca conmigo. Entonces llegaste tú y rompiste mis esquemas. No soy fuerte, pues una sola caída pudo destruirme por completo. No soy imperturbable, pues un soplo de viento pudo levantar un tsunami dentro de mí. No soy tan grande, pues tú lo eras mucho más. Un solo beso podría haberlo cambiado todo. Una palabra, un gesto. Pero tú no hiciste nada. Intentaste ignorar aquello que nos pasaba. Pensabas que fingiendo que todo iba bien las cosas acabarían arreglándose. Siguiendo aquella estúpida costumbre de negar los problemas en silencio, pensando que, si no los sabe nadie, no existirán. Creyendo que, si no los cuentas, se desvanecerán. Tal vez por vergüenza, o por miedo al rechazo. Pero no. Negarlo no sirve. Y los problemas y los sueños rotos y los desengaños y las decepciones nos aplastaron, y nos perdimos. Olvídalo. Nunca debimos jugar a esto."

viernes, 10 de junio de 2011

Cuadragésimo cuarto día.

Para que quede claro, no existe ningún tipo de continuidad en mis entradas. Están numeradas porque me pareció que quedaba bien, sólo eso.
Mi primer escrito como persona libre:

"En ocasiones parpadeo y me encuentro en lo alto de un precipicio. Frente a mí se extiende, implacable, infinito, opaco, el mar. Dudo si saltar o no. Un trueno sacude el mundo. Tropiezo. ¿Qué voy a hacer? Me confundo. Ya no sé si te echo de menos o me he acostumbrado a no verte. Ese vacío que me esperaba más allá del cielo enturbiado parece cada vez más lejano. ¿Es el paraíso, que se aleja, o tu recuerdo, que por fin se desvanece?
El puente que construimos juntos era débil. Todo el mundo sabe que no se puede construir nada sobre cimientos de mentiras. Todo el mundo sabe que nada crece en la tierra yerma. Pero nosotros no lo supimos. Intentamos atravesar el pozo, juntos. Tratamos de hacer crecer el amor en dos corazones muertos, inertes, vacíos. Vacíos de todo.
No estábamos preparados para esto. Creímos que todo era posible. Pensamos que éramos capaces. Pero no. Maldita sea, ¿Por qué no nos dimos cuenta? Ahora ya no hay vuelta atrás. Nos destruimos, ardemos, ardemos, crepitamos, estallamos en un millón de esquirlas doradas.
La tormenta descarga sobre mí su ira eléctrica. Un sollozo trepa por mi columna y me provoca un escalofrío. Las piernas me fallan. Caigo al suelo, la lluvia se confunde con mis lágrimas. Me quedo allí, esperando quizá a que un rayo me alcance y acabe con todo. Sólo puedo sentirlo. El dolor es tan intenso que parece que las finas estructuras que me mantienen a flote se resquebrajan y chirrían, a punto de partirse.
No voy a volver a mentirte. No podría. Ahora lo único que queda es un puñado de ruinas en llamas, nada más. Pero está bien así. Está bien así."

jueves, 9 de junio de 2011

Cuadragésimo tercer día.

¡Por fin, libreeeeeeeeeeeee!
Esto  es una parte de "Los renglones torcidos de Dios", de Torcuato Luca de Tena.
"-¿Qué piensa usted de las artes?
-El arte es la ciencia de lo inúl.
El médico frunció la frente, sorprendido. Aquella respuesta no cuadraba con la personalidad que había creído adivinar en su paciente.
-¿Quiere decir que desprecia usted las artes, que las considera algo trivial, y a quienes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor que hacer?
-¡Nada de eso, doctor!¡Considero que el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad!
-Explíquese mejor.
-El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta?¿De qué le sirve al estómago una salsa Cumberland o un chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente “añadido a la pura necesidad”… ¡ya es arte! La gastronomía, la hoy llamada alta costura y la decoración son las primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer, abrigarse y guarecerse."

sábado, 4 de junio de 2011

Cuadragésimo segundo día.

Tres días. Tres días y seré libre.
Espero que os guste(y que comentéis o algo). A mí me gustan mucho vuestros blogs y me gustaría comentaros, pero, jo, no sé por qué no puedo meterme en otras páginas con la cuenta abierta y no puedo poner comentarios. Es frustrante, me molesta. Veré a ver si logro solucionarlo.

"Cierro los ojos y sólo respiro. Paz. Por unos momentos, estamos solos, el silencio, la oscuridad, el vacío y yo. Y si no pienso en nada el olor del mar inunda mis pulmones. Sonrío. Ojalá pudiera quedarme así para siempre, ajena a todo. Ojalá pudiera olvidarme por unos instantes de que la realidad acecha más allá de mis párpados cerrados.
Pero en algún momento de mi sueño despierto y la luz me ciega, y el ruido vuelve, y el olor del mar es sustituido por el del humo, la sangre, la derrota. Acercándose, haciéndose cada vez más fuerte. Grito en medio de este viento huracanado que me impide pedir ayuda. Pero nadie puede oírme. La vida se lleva mi agonía hacia alguna parte. Sería tan fácil dejarme llevar. Sería tan fácil abandonarlo todo…"