sábado, 14 de mayo de 2011

Cuadragésimo primer día.

¡Fin de exámenes!

"Será desagradable, horrible, doloroso, pero cada vez que lo pruebo quiero más, y me pierdo en ello, en ti, en tus besos. Y siempre me digo que sólo probaré un poco, y después una avalancha de emociones me impide alejarme y me empuja hacia el centro del remolino, que me absorbe y me hunde y no me deja salir a flote.
Ayer te dije que te odiaba.  Te mentí. En realidad, no te odio. No a ti. De hecho, creo que estaba hablando conmigo misma. Me parezco desastrosa, imperfecta hasta siendo imperfecta, desmerecedora  de tu amor. Me pregunto: ¿Por qué me dejo caer en tus brazos? Si ambos sabemos que nuestro amor no hace más que hundirnos, quemarnos y matarnos. Si ambos sabemos que nunca debimos estar juntos.
Antes era diferente. No había rencor, ni problemas, ni nada que pudiera separarnos. Era tan simple. Nos queríamos y eso era lo único que importaba.
Pero hoy… hoy hemos crecido y ese castillo de naipes que construimos juntos se ha desmoronado piso por piso. Y todo aquello por lo que luchamos yace en el suelo convertido en un puñado de cartas pisoteadas. Intento evitarlo, créeme que lo intento. Pero luego te acercas y una corriente invisible me lleva hacia ti y, por un momento, me olvido de que no podemos estar juntos. Me olvido de todo y soy feliz.
Nuestros caminos se forman por separado, paralelos, y por más que se acerquen, nunca se van a unir. Debimos haber aceptado eso hace mucho. Ahora es demasiado tarde. Nos hemos consumido."

lunes, 9 de mayo de 2011

Cuadragésimo día.

Me siento en crisis existencial. No sé si será por los exámenes o por ver tantas noticias catastróficas.

"Siento cómo la alegría se me escapa poco a poco. ¿Y qué importa? Espero poder encontrarla de nuevo. Me repito una y otra vez que sólo estoy pasando por un mal momento. Un mal momento, eso es todo. Pero se está haciendo tan largo… Empiezo a pensar y los pensamientos dan vueltas y vueltas y me pregunto cómo he llegado aquí y me encuentro sentada en un rincón esperando a que alguien me despierte.
Los silencios son más profundos desde que estoy así. Yo nunca he visto la necesidad de hablar si no tenía nada importante que decir. Ahora nunca tengo nada importante que decir. Todo me parece banal. Nada importa. Nos preocupamos por cosas tan intrascendentes que a veces me doy vergüenza. La gente muere a nuestro alrededor y nosotros lloramos por haber perdido la cartera. ¿Qué clase de mundo es éste?
Últimamente estoy desengañada. Pensé que todo era posible y hoy no puedo alcanzar nada. Todo está lejos. La luna está lejos. El futuro está lejos. Mis sueños están lejos.
Estaba tan cegada por el mundo ilusorio en el que vivía que ahora que se ha hecho la luz deseo volver a la oscuridad. Nada tiene sentido, el universo está en desorden. Y me ahogo en este caos de corrupción, mentiras y muerte."

domingo, 8 de mayo de 2011

Trigésimonoveno día.

¿A ti nunca te ha pasado ponerte a escribir y emocionarte tanto que te dan ganas de gritar y te quedas en blanco porque lo que sientes en ese momento no puedes expresarlo con palabras? Últimamente me pasa a menudo.
¡¡¡Tres exámenes!!!

"Siento ganas de gritar. Gritar alto y dejar que mi angustia se desparrame en todas direcciones, dispersándose, desvaneciéndose hasta desaparecer. Aprieto los puños con fuerza, hasta casi hacerme daño. Tengo ganas de llorar, pero no salen lágrimas de mis ojos secos. Doy puñetazos a la pared, buscando sentir dolor, dolor que me recuerde que sigo aquí, que estoy viva. Dolor que me diga que no pierda la esperanza.
No lo sé. A lo mejor la madurez me ha alcanzado deprisa y el peso de la realidad ha caído de golpe sobre mis hombros, haciéndome tropezar. Pierdo la fe. No debería ser así, pero ya no espero nada de nadie. He llegado a la conclusión de que quizá sea mejor evitar decepciones.
Es un sentimiento que me quema por dentro y no puede salir. La escritura no calma esos rugidos internos que me muerden, arañan y despedazan. Sólo puedo quedarme en silencio, apartar la mirada, fingir calma cuando un tornado arrasa mi mente y no me deja pensar. Parezco serena, pero en mi interior se libra una lucha a muerte. Creo que en el fondo aún espero que alguien se dé cuenta y, sin preguntarme nada, me abrace. "